Conmemorando un año más de la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, los análisis y los debates alrededor de sus conclusiones estuvieron a la orden del día. Sin embargo, uno de los temas que muchas veces se olvida o que se menciona de manera superficial, es cuánto se ha avanzado para cambiar el conjunto de condiciones que se dieron en el país hace más de veinte años y que sirvieron de excusa y motivación para el inicio del conflicto armado interno.
¿A qué condiciones nos referimos? Centralismo en extremo, exclusión social, casi nula presencia del Estado en zonas rurales alejadas, racismo, indiferencia de las clases media y alta de la sociedad, falta de atención en la calidad de servicios en las zonas alejadas del interior del país, entre otras.
En más de veintiocho años, la desatención de las demandas sociales y el olvido que sufren miles de peruanos es evidente, y al parecer, en el corto plazo, no tiene solución. La presencia de Sendero Luminoso en el interior del país se fortaleció gracias a la falta de presencia del Estado en las localidades, haciendo que su discurso reaccionario con ética propia, llegara verdaderamente a la gente, sintiendo de alguna forma, que a falta de autoridades, ellos podían reemplazarlas.
Por otro lado, las personas que habitan y habitaban en la década de los 80 la ciudad de Lima y las ciudades costeras, por lo general más prósperas que las de la sierra o selva, tomaron actitudes de indiferencia frente a los hechos todavía aislados de violencia en los primeros años de la guerra. El pensar que los problemas de nuestros hermanos del interior del país son ajenos a nosotros, fue y es un error gravísimo. No podremos definirnos como nación, a pesar de acercarnos al bicentenario de nuestra independencia, si es que no pensamos en el Perú como un colectivo del que somos parte limeños y ayacuchanos, costeños y serranos, y que no sólo para eventos deportivos debemos estar unidos.
A cinco años del Informe Final de la CVR, tenemos que comprender que en los volúmenes de ese texto no está la solución al problema. Tampoco está en los justos homenajes y recordatorios que hacemos año a año a víctimas y héroes del conflicto. La solución es encontrar, por nosotros mismos, la Verdad y la Reconciliación. Busquemos la Verdad exigiendo como sociedad civil, que se hagan caso a las recomendaciones de la CVR, sin satanizar a ésta misma ni a quienes combatieron en defensa de nuestras libertades, que se establezcan responsabilidades en los casos de abusos que faltan resolver y que se haga justicia, sancionando o perdonando a quienes de verdad lo merezcan. Logremos la Reconciliación atendiendo el llamado de nuestros hermanos más necesitados, porque los que menos tienen sufrieron más, y siempre lo harán, si los dejamos de lado todo el tiempo.
No perdamos la oportunidad de estrechar lazos entre todos los peruanos. No necesitamos más polarización en la sociedad de hoy. El Perú unido pudo vencer al terrorismo y podemos vencer sus tristes secuelas. Todos juntos colaboremos para que esos penosos años no se vuelvan a repetir.
Rafael Sánchez Ríos
Miembro de UNES
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