lunes, 10 de septiembre de 2007

Un Techo para mi Universidad

Es bastante irónico, en medio de proyectos de voluntariado para reconstruir las casas de los afectados por el terremoto en Ica, Pisco y Chincha y existiendo para esta gran obra benéfica una agrupación denominada “Un Techo para mi País” en la que participan activamente y de muy buena voluntad muchos alumnos de la PUCP, resulta que la misma universidad, a la que pertenecen estos alumnos y en la que también es alumno quien escribe, se queda sin techo en la Facultad de Arte. Pero esto no es por un movimiento telúrico, ni mucho menos obra de la naturaleza, no, lo real es que esta Facultad posee un amplio techado hecho totalmente de calaminas de asbesto y cuidadosamente recubierto con una fina pintura blanca, la cual evita que los nocivos componentes de estas calaminas caigan encima de los alumnos que debajo de ellas estudian y así no se derrame muerte encima de ellos, es loable esta preocupación por parte de la universidad de velar por la salud de los alumnos, que son su razón de ser, y preocuparse por recubrir el techo de calamina, que cumple con las leyes peruanas que indican la cantidad de veneno que puede tener un techo de asbesto, del que caen partículas de muerte legales, además de obreros, con una pintura especial, realmente plausible.

Pero, nótese un detalle, también caen obreros del techo, y no caen solos, sino que caen sobre los alumnos, puesto que realizan sus labores mientras los estudiantes utilizan los talleres, pero el problema no es ese, la cuestión es que los techos no deberían caerse, y menos aun si estamos hablando de una universidad de cierto prestigio como es la PUCP, y más alarmante es si se trata de la Facultad de Arte, que es considerada como una de las mejores de América Latina. Simplemente, no es congruente. ¿Cómo puede una Universidad tan importante tener tan poco interés en el cuidado de sus alumnos, que son su razón de ser, tan poco interés en brindar a sus alumnos una infraestructura adecuada, sobre todo si es que esta facultad le trae tanto reconocimiento? Es muy difícil encontrar una respuesta a este cuestionamiento, ¿se trata acaso de desidia por parte de las autoridades universitarias? No lo sabemos, ¿se trata, talvez, de falta de recursos económicos? Es improbable, pues, la PUCP ha comenzado a inicios del año 2007 la construcción de un gran edificio que se elevará hasta los 12 pisos, y no creemos que una institución tan seria empiece un proyecto tan ambicioso en desmedro de un grupo de alumnos por mucho tiempo olvidado, que por más de 30 años ha tenido que estudiar en unas casetas que originalmente se pensaron como algo provisional. Y si lo hacen así, hay unas palabras que serían precisas para esta situación: “Yo conozco tus obras, y amor, y fe y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras” (Apocalipsis 2:19).

Resulta indignante que se desmorone la facultad y que lesione a dos alumnos y un obrero, pero lo que cierto grupo de alumnos deploramos es este novedoso sistema que adopta la PUCP, ahora no solo deja en manos de terceros los trabajos de reparación, limpieza y seguridad, lo cual no nos parece mal, todo lo contrario, es una manera práctica de ahorrar dinero, sino que pretende tercerizar las responsabilidades, y eso claramente se puede ver en el mensaje que envió a todos los alumnos la Dirección de Imagen Institucional, y que escribe lo siguiente: “El accidente se ha debido a la falta de medidas de precaución por parte del trabajador de la empresa Mantenimiento en General Espinoza S.R.L, algo que nuestra Universidad deplora.”. ¿Qué significa esto, acaso la PUCP pretende decir que “el incidente ocurrió dentro del campus que ostento, pero yo no se nada”, entonces por extensión, si algún alumno muere en la universidad en alguno de los concesionarios cuyo funcionamiento esta autoriza, la responsabilidad es totalmente del concesionario y la universidad se lava las manos? Al parecer así es, pero cabe una pregunta ¿Quién autoriza la entrada de ese concesionario? La respuesta es clarísima. No es necesario decir más sobre este punto, cada uno puede sacar sus conclusiones sobre la responsabilidad de la PUCP en este incidente, y darse cuenta que el comunicado enviado a la opinión pública no es solo vergonzoso, sino también risible.

Otro punto más es, el trato que se dio a los alumnos afectados, a sus padres a los alumnos en general y a sus representantes gremiales, a quienes no se dio ni información en el momento preciso, ni unas merecidas disculpas por lo ocurrido sino que se recurrió a la antes mencionada carta, en la que diplomáticamente lamentan lo sucedido. PUCP agradecemos sus sinceras disculpas. No es posible que se trate a los alumnos de esta manera tan insultante, lo primero, al alumno herido, más allá de que tenga o no tenga seguro, y como se ve en imágenes registradas por “La Ventana Indiscreta”, lo llevan en un automóvil, en lugar de hacer lo propio y llamar a una ambulancia. Cuando los alumnos reclaman por seguridad la Universidad hace oídos sordos a sus peticiones. Y no es reciente, sino que desde tiempos inmemorables se viene haciendo este pedido. Será talvez parte del lema de la PUCP por sus 90 años, “Bienvenida la Tradición”. Y para ellos al parecer la tradición se ha convertido en no oír a sus estudiantes, en ser impermeable a las críticas ya sean positivas o negativas. Como afirma Giddens: “Para alguien que cumple una práctica tradicional no hay que hacer preguntas sobre posibles alternativas” (Giddens: 2000). Así de simple, la PUCP no acepta preguntas, no responde a nada.

Como comentario final, dada esta situación de sordera voluntaria, de ceguera inminente, yo invito a los alumnos a pronunciarse sobre este acontecimiento, que no se trata del hecho de que se caiga un techo, sino del hecho de que la Universidad con su intransigencia no acepte más posibilidad que la que esta misma quiera imponer, no se preocupe en lo más mínimo por los alumnos y que para como, en la página de la Facultad de Arte pinte esta como si fuese lo máximo, hace falta visitarla en www.pucp.edu.pe/facultad/arte y darse cuenta de lo moderna que es la facultad según su web, que lástima que no mencionen las bellas caseta de asbesto y los techos que se quiebran con facilidad en esas líneas.

CARLOS ANGULO GARCIA PACHECO
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