El dirigente universitario tiene, como primera responsabilidad, conocer el mundo que lo rodea. Una vez que inicia ese camino, ya no podrá marginarse, sin cometer un acto contra sí mismo y contra la sociedad. Porque cuando ya hemos aprendido algo, no podemos dejar de saberlo, no deberemos ignorar lo que ya conocemos.
Lo que nos corresponde es:
• DENUNCIAR, es decir, no callar. Denunciar la injusticia y la falta de solidaridad. Denunciar la violencia y la arbitrariedad. Denunciar el autoritarismo declarado o encubierto. Denunciar las maniobras de dominación y falta de libertad en un clima de apariencias y maquillajes sociales.
• ANUNCIAR la nueva sociedad, es decir, no dejar de soñar ni permitir que el mediocre realismo de lo inmediato nos derrote antes de tiempo. Construiremos un mundo distinto: donde la persona y su entorno puedan alcanzar su desarrollo personal integral y las necesidades elementales sean satisfechas, en la que no haya injusticias sino sólo errores y no haya violencia sino paz y entendimiento.
• LUCHAR, que quiere decir no acomodarse a lo que hay como si fuera la única alternativa. Luchar es poner la energía en pos de la transformación: conseguir el poder, cierto, pero luego atender al riesgo del ejercicio del poder, para que no nos convirtamos en administradores del desorden establecido sino en avanzada de esa sociedad que hemos proclamado aspirar.
• CONSTRUIR, que nos convoca a no aceptar una realidad como definitiva, sino que abrir espacios por duro que parezca el esfuerzo. Construir comunidad, lo que es hacerse responsable del entorno inmediato. No seré responsable de la humanidad, pero sí de las personas que Dios, que la vida, ha puesto cerca de mí. Construir relaciones, métodos, sistemas, leyes, que apunten hacia la justicia y la solidaridad. Construir es hacer cosas reales que vayan en el sentido proclamado.
Ésta es la tarea.
• DENUNCIAR, es decir, no callar. Denunciar la injusticia y la falta de solidaridad. Denunciar la violencia y la arbitrariedad. Denunciar el autoritarismo declarado o encubierto. Denunciar las maniobras de dominación y falta de libertad en un clima de apariencias y maquillajes sociales.
• ANUNCIAR la nueva sociedad, es decir, no dejar de soñar ni permitir que el mediocre realismo de lo inmediato nos derrote antes de tiempo. Construiremos un mundo distinto: donde la persona y su entorno puedan alcanzar su desarrollo personal integral y las necesidades elementales sean satisfechas, en la que no haya injusticias sino sólo errores y no haya violencia sino paz y entendimiento.
• LUCHAR, que quiere decir no acomodarse a lo que hay como si fuera la única alternativa. Luchar es poner la energía en pos de la transformación: conseguir el poder, cierto, pero luego atender al riesgo del ejercicio del poder, para que no nos convirtamos en administradores del desorden establecido sino en avanzada de esa sociedad que hemos proclamado aspirar.
• CONSTRUIR, que nos convoca a no aceptar una realidad como definitiva, sino que abrir espacios por duro que parezca el esfuerzo. Construir comunidad, lo que es hacerse responsable del entorno inmediato. No seré responsable de la humanidad, pero sí de las personas que Dios, que la vida, ha puesto cerca de mí. Construir relaciones, métodos, sistemas, leyes, que apunten hacia la justicia y la solidaridad. Construir es hacer cosas reales que vayan en el sentido proclamado.
Ésta es la tarea.
