“¡INGRESE!” es lo que la mayoría hemos gritado luego de nuestro proceso de admisión. Luego de esto, vivimos lo que resta de las vacaciones de verano de la mejor manera posible; sin preocupaciones, en la playa, los amigos, las fiestas o simplemente en nuestras casas, relajados luego de un intenso último año escolar. Comenzará una nueva etapa en nuestras vidas, conoceremos a nuevas personas, aprenderemos nuevas cosas, viviremos nuevas experiencias, y todo lo demás que implica estar en esta universidad. El problema surge al llegar a ella.
No debemos preocuparnos por eso. La universidad cuenta con muchos mecanismos por los cuales podemos definir nuestra vocación y así poder estar seguros de tomar la decisión correcta. En primer lugar, las facultades de estudios generales son los pilares de la orientación vocacional ya que, aparte de brindarnos una formación humanista y completa, llevamos cursos de diferente índole a las carreras que hemos elegido, lo que nos permite confirmar nuestra vocación o, tal vez, cambiar lo que ya hemos elegido por algo mas adecuado para nosotros.
Además, no debemos olvidar que la vocación no sólo le concierne al área académica, sino también a nuestros intereses personales. La universidad cuenta con un gran número de actividades artísticas, deportivas, y culturales en donde podemos desarrollar nuestras capacidades y encontrar la actividad que realmente nos gusta. Del mismo modo, esto complementa nuestras carreras y nos hace no únicamente profesionales, sino también personas más completas.
Podemos evitar que una crisis en quinto de secundaria sea luego seguida por otra en la universidad. No queremos una crisis luego de otra.
Jorge Tudela
Miembro de UNES
Foto: www.pucp.edu.pe/estudios_generales/ciencias
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